LOS PADRES
Cuando conocí a mi padre creía
que era un señor que venía visitarnos de vez en cuando. Lo veía venir de vez en
cuando y traernos cosas me quedaba dormida y al otro día desaparecía.
Cuando era niña llegué a
preguntar quién era ese señor que venía cada cierto tiempo. Todos se rieron. Y
allí supe que ese señor era mi papá.
Mi papá casi nunca estaba en casa
y yo cuando lo veía me ponía muy feliz y apenas se iba preguntaba cuanto
faltaba para que llegará nuevamente.
Cuando fui creciendo empecé a notar
que no siempre se iba tan pronto solo que solía salir con sus amigos y cuando
volvía lo hacía distinto y me daba miedo.
A veces le pedía que no saliera
que se quedara con nosotros y me prometía que volvería pronto pero no lo hacía
y nuevamente me asustaba cuando volvía.
Poco a poco dejó de gustarme sus
visitas, ya no quería que estuviera en casa ni que volviera siempre ebrio
porque a veces terminaba peleando con mi mamá.
Un día vi como una niña abrazaba
a su papá y le pedía cosas y su papá la consentía en todo, sentí pena porque yo
no podía tener eso. Mi papá nunca nos dio confianza para quererlo así y sus
estados etílicos me asustaban y me alejaban cada vez más de él.
Hoy veo a mi hijo, lo feliz que
es teniendo a su padre al lado, veo a su padre que lo cuida, lo quiere y le da
tanta confianza para que su hijo se acerque a él y le dé un beso. Como para que
su hijito tan pequeñito le cuente sus cosas.
Veo a su padre preocupado por su
alimentación, su salud, porque esté feliz, renunciando a todo para que su hijo
tenga un día divertido y feliz junto a la familia.
Veo como cada día ese lazo se
fortalece cada vez más y no como en mi caso que cada vez se rompía. Y doy
gracias a Dios porque cada vez hay mejores padres y doy gracias porque mi hijo
haya nacido en otra época, en una época en la que ser el concepto de ser padres
es distinto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario