sábado, febrero 08, 2014

El amorcho (quinta parte y final…al fin)

El amorcho (quinta parte y final…al fin)

Entre tantas cosas que pasé con el amorcho y tantos cambios que tuvimos noté un cambio radical en él. Quería tener un hijo. No sé si él se daba cuenta de la magnitud de lo que quería, pues si le daba miedo casarse tener un hijo era algo mucho más grande. Pero en fin, dejé que todo fluyera como Dios quisiera que fuera, iba a cumplir 30 años y tenía que decidir si tener familia o no.  Decidí esperar un poco. El amorchito no quiso esperar. Un día me hice la prueba y salió positivo. Ese día supimos que seriamos padres y que estaríamos juntos para siempre.
El amorcho fue el más feliz con la noticia y desde ese día se dedicó a mí y al bebé. Nos fuimos a vivir juntos a un departamento, preparamos el cuarto del bebé y esperamos los nueve meses a que llegue nuestro amorchito.

Cuatro años después ya casados tenemos muchas fechas por celebrar juntos y aunque no somos la pareja perfecta esperamos continuar muchos más años juntos y con menos conflictos.

El amorcho (cuarta parte)

El amorcho (cuarta parte)

Empecé a hacer una vida sola, con nuevos amigos, con trabajo y con mi familia de siempre. Cuando el amorcho me buscaba, salíamos pero yo ya no lo quería más a que a mí, por lo tanto solo salía con él como amigo y salía con otra persona.
A veces el amorcho me robaba besos y ahí me daba cuenta que ya no lo quería pero lo dejaba porque parecía que eso lo hacía feliz y le hacía creer que yo todavía estaba enamorada de él, ya no me importaba. Tal vez en el fondo quería que se ilusionara para que cuando sepa que estaba con otra persona se sintiera dolido como lo estuve yo, tal vez.
Cuando la persona con la que salía me asustó un poco por la seriedad que tenía en la relación decidí alejarme y empecé a salir con un ex que nunca fue mi novio de verdad. Siempre fue divertido estar con él, esta vez estábamos realmente solos los dos pero nunca nadie dio el primer paso. Y así quedó, para siempre.
Mientras tanto el amorcho continuaba en sus intentos de ser nuevamente el que fue y que volvamos a ser lo que fuimos. Está vez yo, debo admitir, me aprovechaba de él cuando lo necesitaba y no le tomaba importancia.
Un día luego de algunos meses el amorcho me dio un beso y sentí algo raro ya que un día antes había estado con mi ex y me di cuenta que sus besos ya no me gustaban. Cundo el amorcho me besó me di cuenta que me gustaban más los de él. Y no volví a ver a mi ex.
Sé que pensarán que estuvo mal lo que hacía, pero era parte de esa etapa confusa que tuve en que costaba estar sola, pero sabía que no debía volver con quien me hizo daño.
Cuando pensaba en tomar la decisión de volver con él, no me animaba porque no podía confiar y siguieron pasando los meses. Él, debo admitir hacía todo su esfuerzo por volver a enamorarme, llegaba al trabajo a buscarme llevando cositas para el lonche, un día cuando me besaba me dijo “entre más tiempo paso contigo menos entiendo qué fue lo que pasó” quise responderle que lo que pasó fue que quiso estar con otra persona y se le olvidó decírmelo y me mintió hasta que lo descubrí, pero me quede callada. Nunca respondía a esas cosas, para mí no había nosotros, no quería volver a enamorarme de él.
Después de algún tiempo me tocó decidir y sopesar todo lo que él había hecho y me enamoré nuevamente. Luego de un difícil trabajo de concentración, decidí olvidarme de todo y dejar ese mal recuerdo si quería que eso funcione. Y lo hice, fuimos pareja nuevamente por dos años más.
Pasamos buenos momentos juntos, éramos ya una pareja más sólida hasta que empezaron los planes juntos ya para ese entonces yo tenía 28 años creí que era hora de empezar a armar nuestros planes de futuro, empezar a vivir juntos comprar nuestras cosas y luego casarnos, cuando escuchó la palabra casarnos se quedó callado. Solo decía que ya.
Al otro día me dijo que no estaba listo todavía para todo eso y yo ya más madura pensé que si un hombre de 30 años que está desde hace muchos años contigo te dice que no está listo para formalizar nunca lo estará. Así que sin tanto dolor ni nada le dije que era mejor dejar las cosas hasta ahí porque nada me garantizaba que cuando llegue yo a los 30 él siga estando no preparado para algo que prácticamente vivíamos día a día. Y le pedí que se lleve sus cosas de mi cuarto al siguiente día cuando se fuera.
Así lo hizo aunque se olvidó algunas cosas, esta vez ya no sufrí solo me dediqué a salir más y conocer a más gente. Pero estaba convencida que si él no me lo pedía yo ya no volvería con él.
Así pasé mis últimos años de soltería, saliendo, conociendo gente hasta que me di cuenta que cada chico que conocía no era compatible conmigo. Conocí a alguien de quien casi me enamoro pero era alguien prohibido para mí. Luego salí con otra persona de quien casi me enamoro pero preferí no hacerlo así que aproveché y cambié de casa y de teléfonos. Debo aclarar que cuando salía con alguien dejaba de ver al amorcho. Creo que también él estuvo saliendo con alguien.
Cuando ya me había acostumbrado a estar sola el amorcho me dijo sí quiero estar contigo vivamos juntos, por ahora lo de casarnos si me da miedo todavía, pero aprovechemos viajemos. Pensé en todo lo que dejaría de hacer estando con pareja y le dije que no que ya estaba acostumbrada a estar sola y que no lo quería ilusionar pero si me enamoraba de alguien ya no lo volvería a ver.
No sé si alguna vez me creyó o me entendió, pero él siempre pensaba que dijera lo que dijera estábamos juntos, yo hacia mi vida igual, porque nunca más volví a querer a alguien más que a mí.

Entre esas andaba, en que salíamos juntos cuando estábamos solos y cuando había alguien no, cuando me dijo que quería definir todo, que no podíamos seguir así. Me costó mucho decidir porque no quería perderlo, esta vez todo era al revés todo estaba a mi favor él quería vivir conmigo, él quería una relación seria conmigo, pero yo había probado la libertad y no la quería perder, pero tampoco quería perderlo a él. Le dije que sí, pero que me diera tiempo de acostumbrarme nuevamente a caminar con alguien de la mano, a decir que tengo pareja y todo eso. Él aceptó.

El amorcho (tercera parte)

El amorcho (tercera parte)

Es el tercer post que escribiré sobre el amorcho y aún no he contado porque terminó con esa denominación. Haré un paréntesis antes de empezar mi tercera historia:
Un día viendo una serie llamado “Mi problema con las Mujeres” vimos a un personaje llamado “Carolina” que era una de las mujeres de su historia y la personalidad de Carolina era la de una mujer creyente de que la felicidad es una familia llena de hijos y tenía una forma empalagosa de tratar a su novio siempre le decía “amorchis” como siempre he detestado tanto esas expresiones tan irritantes de cariño al amorcho no se le ocurrió mejor manera de llamarme por molestarme que decirme “amorchis” y entre tanto y tanto le dije un día “está bien amorcho” noté que no le gustó así que así se quedó como mi amorcho y cuando nació nuestro pequeño hijo terminó siendo el “amorchito”. Por cierto él nos nombra a todos como “amorchis, “amorcho” y “amorchito”.
Regresando al tema, el amorcho y yo pese a muchas situaciones difíciles que pasamos cuando empezamos a salir juntos vivimos un romance de película que duró aproximadamente 02 años, el equivalente a las dos horas que duran las películas en horas cine.
Luego de casi dos años juntos, cada día que pasaba a su lado me enamoraba más y más de él hasta que llegó un momento en que lo quise más a él que a mí. Todo mi pensamiento giraba en lo que le gustaría, en lo que le enseñaría que había aprendido o conseguido, en la nueva música que seguro le gustaría en las historias que le contaría de todo lo que había visto y no me di cuenta que él cada vez estaba más distante de mí. Dicen que le amor es ciego y es cierto.
Un día noté que él ya no me quería como antes y me costó aceptarlo. Empezaron las peleas a sospechar cosas que me hacían ver una loca y me sentía como una loca de verdad. No podía saber si era cierto su cambio o eran ideas mías. Cuando estaba segura que ya no me quería y le pedía que me lo dijera me decía que no era cierto y me confundía mucho, además porque en el fondo eso era lo que yo quería creer aunque sabía que le que mentía era él.
Sospeché que había estado saliendo con aquella amiga del primer post y esta vez sí lo noté enamorado. Pero no sabía cómo decirle eso porque me avergonzaba mucho. Pero un día me armé de valor y se lo dije, se molestó conmigo y lo negó luego me dijo algo que se quedó grabado en mí hasta hoy ya que nunca nadie me había dicho algo así. “Te quiero, pero ya no es igual, es un cariño más de familia” elegantemente estaba terminando conmigo porque ya no me quería.
Entendí porque muchas chicas que conocí, lloraban y sufrían tanto cuando sus enamorados las dejaban. Era como si te dejaran sin futuro porque ya tenías tantos planes con esa persona hasta que de lo que harías la siguiente semana y ya no sabías nada ni siquiera qué hacer contigo.
Aunque sus palabras me dolieron quise ser fuerte e irme para siempre, pero él me detuvo para intentar borrar todo lo que dijo y que todo quedara igual. Para que no me insistiera tanto fingí que todo estaba bien, pero por dentro sabía que todo se había terminado, no me gusta que me tengan lástima.
Los tiempos no los recuerdo bien, solo recuerdo que nos vimos después él haciendo el esfuerzo porque todo sea como antes y yo dándome tiempo y fuerzas para dejarlo de una vez.
Después de mucho pensar y escribir y de no saber qué hacer decidí irme a casa de mi mamá con mi familia a pasar unos días, yo le tenía preparado una sorpresa para el Día de San Valentín desde casi un mes atrás y solo me quedó entregárselo porque ya estaba hecho y así despedirme de una vez.
Cuando estuve en casa de mi mamá me llamaba siempre como conmovido por el regalo que le hice, pero yo ya estaba decidida a no recibir más su lástima. Sin embargo, algo no encajaba sabía qué había alguien pero no lo podía saber y él nunca me diría la verdad, sentía que me volvía loca porque por un lado él me buscaba y por otro lado estaba segura que estaba enamorado de otra y estaba segura que era de aquella amiga. Luego pensaba que ella no podía hacer eso y hablarme como si nada pasara y si lo hacía ¿él sería capaz? Todo parecía tan confuso porque en ese momento yo confiaba en los dos y pensaba que los dos eran buenas personas.
Como fuimos novios por dos años y nos tuvimos tanta confianza yo sabía la clave de su correo, así que un día entré para saber si hablaba con ella pero no encontré nada. Luego recordé que tenía otro correo y entré y allí encontré todas las respuestas.
Lo que sentí es inexplicable, fue un alivio en saber que no estaba loca y que sí había algo detrás de todo y una desesperación al darme cuenta de lo que eran las personas que me rodeaban y que no las podía reconocer.
Sentí rabia con los dos por burlarse de mí, hubiera sido menos doloroso que me lo dijeran me hubiera quedado en el primer dolor y no hubiera tenido que pasar por el segundo.
El primer día lloré mucho de rabia por ser tan tonta y confiada. El segundo día me sentí mejor porque muchos amigos estuvieron a mi lado. El tercer día estuve más tranquila y ese día me tocó hablar con él. Las cosas ya habían cambiado ya no era él el que terminaba conmigo sino yo. Cuando dijo que estuvo confundido pero perderme lo había hecho reaccionar y darse cuenta que era a mí a quien quería me volvió el alma al cuerpo y quise seguir con él engañándome a mí misma para sentirme mejor.
Creo que él nunca tuvo tiempo de pensar y no pudo darse cuenta en realidad de lo que se siente perder a alguien, pasaron unas semanas y lo noté igual nuevamente. Tuve que tomar la decisión final por mi bien ya los demás no me importaban. Empecé a quererme nuevamente.

Así que fui a su casa y le dije que lo dejaba con sus cosas a que intente y viva las cosas que no puede vivir estando conmigo. Le di su libertad, algo que debí haber hecho hace mucho tiempo. Y esta vez sí me fui para siempre diciéndome a mí misma la próxima vez que lo vea será solo si él me busca.