El amorcho (cuarta parte)
Empecé a hacer una vida sola, con
nuevos amigos, con trabajo y con mi familia de siempre. Cuando el amorcho me buscaba, salíamos pero yo ya
no lo quería más a que a mí, por lo tanto solo salía con él como amigo y salía
con otra persona.
A veces el amorcho me robaba besos y ahí me daba cuenta que ya no lo quería
pero lo dejaba porque parecía que eso lo hacía feliz y le hacía creer que yo
todavía estaba enamorada de él, ya no me importaba. Tal vez en el fondo quería que
se ilusionara para que cuando sepa que estaba con otra persona se sintiera
dolido como lo estuve yo, tal vez.
Cuando la persona con la que salía
me asustó un poco por la seriedad que tenía en la relación decidí alejarme y
empecé a salir con un ex que nunca fue mi novio de verdad. Siempre fue
divertido estar con él, esta vez estábamos realmente solos los dos pero nunca
nadie dio el primer paso. Y así quedó, para siempre.
Mientras tanto el amorcho continuaba en sus intentos de
ser nuevamente el que fue y que volvamos a ser lo que fuimos. Está vez yo, debo
admitir, me aprovechaba de él cuando lo necesitaba y no le tomaba importancia.
Un día luego de algunos meses el amorcho me dio un beso y sentí algo raro
ya que un día antes había estado con mi ex y me di cuenta que sus besos ya no
me gustaban. Cundo el amorcho me besó
me di cuenta que me gustaban más los de él. Y no volví a ver a mi ex.
Sé que pensarán que estuvo mal lo
que hacía, pero era parte de esa etapa confusa que tuve en que costaba estar
sola, pero sabía que no debía volver con quien me hizo daño.
Cuando pensaba en tomar la
decisión de volver con él, no me animaba porque no podía confiar y siguieron
pasando los meses. Él, debo admitir hacía todo su esfuerzo por volver a
enamorarme, llegaba al trabajo a buscarme llevando cositas para el lonche, un día
cuando me besaba me dijo “entre más tiempo paso contigo menos
entiendo qué fue lo que pasó” quise responderle que lo que pasó fue que
quiso estar con otra persona y se le olvidó decírmelo y me mintió hasta que lo
descubrí, pero me quede callada. Nunca respondía a esas cosas, para mí no había
nosotros, no quería volver a enamorarme de él.
Después de algún tiempo me tocó
decidir y sopesar todo lo que él había hecho y me enamoré nuevamente. Luego de
un difícil trabajo de concentración, decidí olvidarme de todo y dejar ese mal
recuerdo si quería que eso funcione. Y lo hice, fuimos pareja nuevamente por
dos años más.
Pasamos buenos momentos juntos,
éramos ya una pareja más sólida hasta que empezaron los planes juntos ya para
ese entonces yo tenía 28 años creí que era hora de empezar a armar nuestros
planes de futuro, empezar a vivir juntos comprar nuestras cosas y luego casarnos,
cuando escuchó la palabra casarnos se quedó callado. Solo decía que ya.
Al otro día me dijo que no estaba
listo todavía para todo eso y yo ya más madura pensé que si un hombre de 30
años que está desde hace muchos años contigo te dice que no está listo para
formalizar nunca lo estará. Así que sin tanto dolor ni nada le dije que era
mejor dejar las cosas hasta ahí porque nada me garantizaba que cuando llegue yo
a los 30 él siga estando no preparado para algo que prácticamente vivíamos día
a día. Y le pedí que se lleve sus cosas de mi cuarto al siguiente día cuando se
fuera.
Así lo hizo aunque se olvidó algunas
cosas, esta vez ya no sufrí solo me dediqué a salir más y conocer a más gente.
Pero estaba convencida que si él no me lo pedía yo ya no volvería con él.
Así pasé mis últimos años de
soltería, saliendo, conociendo gente hasta que me di cuenta que cada chico que
conocía no era compatible conmigo. Conocí a alguien de quien casi me enamoro
pero era alguien prohibido para mí. Luego salí con otra persona de quien casi
me enamoro pero preferí no hacerlo así que aproveché y cambié de casa y de teléfonos.
Debo aclarar que cuando salía con alguien dejaba de ver al amorcho. Creo que también él estuvo saliendo con alguien.
Cuando ya me había acostumbrado a
estar sola el amorcho me dijo sí
quiero estar contigo vivamos juntos, por ahora lo de casarnos si me da miedo
todavía, pero aprovechemos viajemos.
Pensé en todo lo que dejaría de hacer estando con pareja y le dije que no
que ya estaba acostumbrada a estar sola y que no lo quería ilusionar pero si me
enamoraba de alguien ya no lo volvería a ver.
No sé si alguna vez me creyó o me
entendió, pero él siempre pensaba que dijera lo que dijera estábamos juntos, yo
hacia mi vida igual, porque nunca más volví a querer a alguien más que a mí.
Entre esas andaba, en que salíamos
juntos cuando estábamos solos y cuando había alguien no, cuando me dijo que
quería definir todo, que no podíamos seguir así. Me costó mucho decidir porque
no quería perderlo, esta vez todo era al revés todo estaba a mi favor él quería
vivir conmigo, él quería una relación seria conmigo, pero yo había probado la libertad
y no la quería perder, pero tampoco quería perderlo a él. Le dije que sí, pero
que me diera tiempo de acostumbrarme nuevamente a caminar con alguien de la
mano, a decir que tengo pareja y todo eso. Él aceptó.