jueves, diciembre 02, 2010

Un bebé

Cuando duerme lo miro y lo amo tanto. Cuando despierta temprano y llora siento que lo odio.

Salgo a buscar sus pañales, a preparar su jugo y me desespero porque debo lavarle la ropa, cocinarle, bañarlo, cambiarlo, darle de comer cada tres horas, hacerlo dormir y se me va el día sin que yo pueda descansar. Me lleno de amargura. Me siento frustrada al ver que no puedo hacer todo lo que quiero.

Cuando me abraza, se ríe conmigo y se siente feliz de que esté a su lado me olvido de todo y yo también me vuelvo feliz. Tomo nuevas fuerzas para darle todo lo que necesite.

miércoles, diciembre 01, 2010

Un pequeño amor

Cuando lo vi sentí que debía quererlo más, es lo que se acostumbra...pero aún no sentía ese amor avasallador.

Fueron nueve meses en que no fluyó ese sentimiento natural y cuando llegó lo vi lindo pero todavía sentía que no era mio.
"Bésalo" me dijo la enfermera y lo tuve que besar con un poco de verguenza porque no me gusta que me impongan la forma de dar amor.

Cuando se lo llevaron no lo extrañé, cuando me dijeron que pasaría un día en incubadora tampoco. El segundo día que no me lo pude llevar sentí mucha tristeza. El tercer día lo vi tan bello y fui feliz porque faltaba poco para llevarlo. El cuarto día lo vi tan solo que lloré. El quinto día lo extrañé tanto. El sexto día sentía que no podía más. El sétimo día me encontraba en tal desesperación por tenerlo a mi lado que quise llevarmelo a la fuerza. El octavo día no soporté más y lo saqué de allí y nos fuimos a casa a SU casa.

Todo lo que no logró hacer el instinto en nueve meses lo hizo mi pequeño gran amor en ocho días.

Al octavo día ya lo amaba como deben amar las madres sin importar el dolor y el cansancio con tal de que se sienta bien y cómodo. Era tan frágil, pequeño y dulce...era tan mio.

Hoy, a los ocho meses sigue siendo tan frágil, pequeño y dulce y ya no lo puedo amar más porque es algo imposible, es un amor impresionante lo que se siente y aunque en mí no parezca realmente yo haría lo que sea por ese pequeño nene.
No me importa demostrarlo a los demás, yo sé que lo amo hasta la locura y sé que él también lo siente.

Se abraza a mi pecho buscando todo: alimento, calor, sueño, caricias. Y yo le ofrezco todo.

Me mira y se ríe esperando que le sonría para ser feliz y jugar tranquilo.

Busca mis brazos para sentirse seguro y poder entregarse al sueño, confía plenamente en mí.

Por las noches si se quiere despertar basta con mirarme entre sueños para que sonría y vuelva a dormir tranquilo.

Y aún no me explico como alguien tan pequeño puede ser fuente de tanto amor.

miércoles, enero 20, 2010

PASTILLAS PARA NO LLORAR

“Pase lo que pase no voy a llorar” decía el gracioso gato de Shrek cuando veía la escena de amor entre Fiona y su amado y me recordaba mucho a mí cuando trataba de no llorar pero al igual que el gato terminaba hecha un mar de lágrimas.

La última vez que lloré desconsoladamente fue cuando me enteré que mi ex - actual -ex - actual novio había estado en coqueteos con otra. “Sentí que el mundo se me derrumbaba…” como dice el bolero cantinero y trataba de calmarme pensando en otra cosa, pero no podía. Me encerré por horas y hasta días en un cuarto (al que cada vez que entro me trae esos recuerdos) y cuando salía y veía a mi familia sonreía y actuaba como si nada pasara.

La primera noche creí que encontraría paz, pero fue la noche más larga del mundo, no podía dormir y los recuerdos me aplastaban…nunca había sentido tanto dolor. Descubrí un lado masoquista de mí; hubiera preferido que me golpearan antes que sentir ese dolor que no sabía de dónde salía y que no se apaciguaba con un Dolocordralan Extra Forte.

La siguiente noche ya tuve un poco de miedo a quedarme sola, no quería llorar por ese dolor, traté de distraerme, salí y llegué muy tarde para acostarme con sueño, pero fue inútil.

La tercera noche estaba decidida a comprar una pastilla para dormir = pastilla para no llorar. Y en contra de todo lo que me decían mis amigas(os) entré a la farmacia y le dije a la farmacéutica:

“Señorita llevo dos días sin poder dormir, me podría vender una de esas pastillas para dormir”

“Eso sólo se vende con receta médica”

“Pero sólo quiero dormir no me voy a suicidar ni matar a nadie”

“Está prohibida su venta, es sólo bajo indicaciones médicas”

Así que me tocó fabricarme mis pastillas para no llorar. Me prometí, no sentirme mal por eso (aunque por dentro sentía que me moría), me prometí salir y alejarme de todo, me prometí no guardármelo y contárselo a la gente (con el riesgo de quedar como estúpida) para que no se quedará en mi alma, me prometí actuar como si no existiera y me prometí ser positiva en todo. Debo decir que funcionó y dejé de llorar.