Cuando no me mira me siento mejor, cuando paso demasiado tiempo sin verlo pienso que es como debe ser y me adapto a olvidarlo. No sé si él intenta lo mismo que yo cada día pero luego de nuestros intentos por alejarnos, vienen los besos, besos que indican que hubo nostalgia. Intento evitarlos pero es tarde las cosas avanzan cada vez más.
Entre más me alejo más me busca, la culpa me mata, no puedo decir ni una sola palabra, no puedo poner un alto. La vergüenza me gana. Es un poco tarde para decir lo que debí decir en un principio.
Sé que es una aventura, sé que no significa nada, ni para él ni para mí. Pero cuando nos buscamos sin querer hacerlo y nos abrazamos sin esperar nada más, nos preocupamos. Cuando decido acabar con todo, llega un beso sin malicia que me descoloca. Cuando correspondo a ese beso con caricias él también se aturde. Sabemos que es una locura, evitamos hablarlo o pensarlo porque ni siquiera vale la pena intentarlo.
Sé que le gusto y me gusta, pero la diferencia lo hace irrazonable. Nos amamos un momento y nos vamos, él a su casa y yo… no sé a dónde volver.
Esto fue la historia de mi sueño que, como todos mis sueños, fue algo particular.