
¡Oh pequeño Príncipe!, qué bueno que no conociste la Tierra en su plenitud, te horrorizaría saber que la gente no es responsable de lo que domestica y que intentan ver con los ojos ciegos antes que con el corazón, que entorpecen todo con palabras sin creer que realmente sea fuente de malos entendidos.
Que se aferran a lo que creen ver y no a lo que le diga su corazón. Que juegan con los sentimientos de los demás y buscan el camino material. Que no les importa las puestas de sol, ni cuidar a una rosa que está sola en el mundo.
Qué bueno Principito que llegaste al desierto, dónde no abundan humanos y no tuviste que sufrir viendo a gente tan irrazonable, que quiere a quienes no los quieren y maltratan a los que los cuidan, que nunca están contentos con lo que tienen y siempre quieren más o quieren lo que no tienen.
Qué bueno Principito que hoy estés con tu rosa, tu cordero y tus tres volcanes, que quites los baobabs para cuidar tu mundo y pienses que en la Tierra te enseñaron muchas cosas. La verdad Principito, los sabios fueron los animales. Los humanos te hubiéramos ayudado a destruir tu planeta mi Pequeño Príncipe.