miércoles, octubre 25, 2006

Que tengo manías

En esta hoja intentaré llenar día a día todas las cosas por las que tengo manías, iré enumerándolas una a una según se vayan presentando, espero que para fin de año haya recordado algunas.


1º Me gusta que la gente camine a mi lado derecho siempre, no soporto tenerlas de lado izquierdo
2º Me gusta que la basta de mis pantalones están exactamente al ras de mis zapatos, ni un centímetro más porque lo piso, ni un centímetro menos porque cuando me siento se ven mis medias.
3º Me acuesto con el televisor encendido porque sino no puedo dormir.
4º No me gusta que me laven la ropa, sólo yo sé cómo se lava cada una de mis prendas.
5º Comerme las uñas
6º Quitarle la miga al pan antes de comerlo
7º Tomar gaseosa aunque sólo sea un poquito cada día
8º Dormir con medias
9º Me sugestiono rápido con las imágenes reales o mentales (me causan hasta nauseas).
10º Cubrirme toda cuando duermo.
11º No soportar el pescado sino es sólo en ceviche. Hasta me han llegado a caer mal los peces.
12º Cuando como galletas de animalitos primero me como la cabeza, luego las patas y luego su cuerpo.
13º Colecciono lapiceros, así no pinten.
14º No me separo de mi aro, me siento sola cuando me lo saco.
15º Trato de comerme el caramelo de encima de las lentejitas primero y luego el chocolate puro.
16º Tengo que pelar todo el plátano primero para comérmelo.
17º Bañarme de noche para no enfermarme.
18º No me gustan que me toquen la rodilla.
19º Escuchar una sola canción que me guste mucho horas de horas y días de días. Sobre todo las que me han costado trabajo conseguir y he tenido ganas de escucharla muchas veces. Como para compensar.
20º No caminar por las tapas de los buzones que hay en la calle, sobre todo esas rejas grandes que si se rompen una cae completita y sin opción a atorarse por lo menos.
21º Tengo que esconderme para tomar una pastilla, no soporto si me miran.

jueves, octubre 19, 2006

Promesas son promesas

Y que les puedo decir hoy, faltan como dos semanas para que termine mi promesa. El 31 de octubre volveré a comer chocolates como siempre. A veces me dan ganas de comerme uno aunque sea chiquito, pero siempre hay consecuencias por romper promesas. A veces me gustaría ser como Sabina y decir "las mejores promesas son esas que no hay que cumplir", pero sé de las consecuencias catastróficas que ocurren cuando uno promete sólo porque sí.
Recuerdo muy bien la historia que un amigo me contó, recalcándome que nunca debía romper una promesa. La historia decía más o menos así:

Hace muchos años en una ciudad que tal vez ya no existe, existía un reino que perdió una guerra. En consecuencia, éstos debían ofrecer cada año a 100 personas que servirían de alimento a una bestia que se hallada encerrada en un laberinto. Esta bestia era un minotauro, resultado de la unión de la reina con un toro, la reina había sido víctima de un hechizo por venganza a su esposo, y quedó prendada del toro a quien salía a mirar todas las noches, hasta que acudió ala persona que solucionaba todo en el reino y le pidió que la ayudara a ser tomada por el toro, al principio este se negó pero en su afán de querer demostrar que todo lo podía, aceptó. De allí nació esa terrible criatura a la que encerraron en un laberinto y la que año tras año alimnetaban con las personas de la otra ciudad donde estaba establecido, el reino derrotado.
El hijo del rey, al ver cómo moría tanta gente de su pueblo, le pidió a su padre que lo enviara junto a toda la gente porque él derrotaría al minotauro, ante tanta súplica e intentando hallar una solución el rey aceptó y envío a su hijo a enfrentarse al minotauro. Pero antes de que partiera la barca el anciano padre le pidió: "Hijo mío, estaré tan triste y con tanta angustía todo el tiempo que estés lejos, por favor para aminorar este sufrimiento, si sales vivo de allí y regresas, prende una vela en la embarcación así cuando a lo lejos vea una vela encendida sabré que estás vivo y me aliviaré más pronto" el hijo que amaba tanto a su padre, le prometió que así sería y que regresaría vivo.
Cuando hubo llegado al otro reino, conoció a la hija del otro rey y al verla tran hermosa, intentó conquistarla y le contó su secreto. Ella que también quedó prendada de él, aceptó ayudarlo pero en cambio le dijo: "Yo te ayudaré a escapar de aquí cuando acabes con el minotauro, pero debes prometer llevarme contigo a tu reino, pues cuando sepan que te ayudé, aquí ya no me querrán"
Él, le prometió que así sería, pues la amaba, y se enrumbó hacía el laberinto.
Una vez derrotado al minotauro, la joven esperaba por él y juntos se embarcaron hacía el otro reino. Ya en el camino, el joven pensaba los problemas que acarrearía al reino y a la ciudad entera si llegaba con ella, tal vez empezaría una nueva guerra, pero le gustaba tanto. Sin embargo, amaba tanto a su padre que no quería hacer nada que le trajera problemas.
Cuando llegaron a una isla, él bajó con ella le dijo que se casaría con ella pero que no podía esperar más y le hizo el amor, ella aceptó porque él prometió casarse con ella. Pero una vez terminado el acto, él la abandonó en la isla.
En el camino la pasó tan feliz por la hazaña de haber terminado con el minotauro, que olvidó prender la vela. Cuando ya se acercaban, su padre al ver que no había ninguna vela encendida, embriagado de dolor corrió hacía el fondo del mar y se ahogó.
Al llegar el hijo y enterarse de la noticia supo que todo había sido causado por ir rompiendo promesas. Luego se desencadenaría otra guerra.



Tal vez hayan reconocido alguna historia mitológica algo enrevesada, pero así la escuché yo y así me gusta recordarla. Así que no debemos andar haciendo promesas sólo porque sí, ni andar rompiéndolas cuando queramos. Siempre hay que cumplir las promesas... aunque cuesten tanto a veces.